En un rincón de nuestro colegio, un pequeño milagro ha estado creciendo, cultivado por las manos más entusiastas y pequeñas de los niños de Transición.
Más allá de plantar semillas, nuestros docentes han sembrado en los niños la curiosidad, la paciencia y el valor del trabajo en equipo. Han aprendido, al ritmo de la naturaleza, que el cuidado y la constancia traen recompensas. Esta huerta se ha convertido en el aula más viva y significativa de todas.
Hoy, esa siembra rinde su primera y más dulce cosecha: unas lechugas frescas y crujientes, cultivadas con esmero y alegría. Por eso, extendemos una invitación a toda nuestra comunidad educativa. No se trata solo de comprar una lechuga; se trata de valorar el esfuerzo de nuestros niños, de celebrar su logro y de compartir el orgullo de su trabajo. Cada lechuga que adquieran es un aplauso a su dedicación.
Al apoyar esta iniciativa, no solo nos llevamos a casa un alimento sano, sino que reforzamos en nuestros pequeños la idea de que el esfuerzo y la colaboración siempre dan los mejores frutos.
¡Los esperamos en la huerta!
